martes, 8 de marzo de 2011

Un punto que no deja de sumar

En un Monumental que recibe cada vez más gente, River y Argentinos igualaron sin goles. Ferrari, J. J. López y Torrén, vieron la roja en el primer tiempo. El arco de River lleva 360 minutos sin ser derrotado.

El Capitán, Matías Almeyda, luchando como en cada encuentro

Colmada la tarde de expectativas, de ganas, de gente, así recibían este encuentro, que después decepcionó. Porque River no encontró juego asociado en Lamela-Lanzini, la fórmula que plantea el DT para lastimar y por eso, el “Tanque” Pavone siguió acumulando rivales, pero no tuvo ninguna clara. Por momentos Argentinos lo superó y hasta en lo físico. Claro, es raro porque “el Bicho” está disputando la Copa Libertadores (puntero en su grupo) y sin embargo, jamás se sintió incomodo en el campo de juego. Tanto, que hasta provocó que Leandro Chichizola demostrara porque su arco no recibió goles en cuatro partidos, tapándole varias a los delanteros de Argentinos. Y antes de finalizar el primer tiempo, Miguel Torrén golpeó a Paulo Ferrari, quien reaccionó de la misma manera. Afuera los dos, incluido también J. J. por tomar al línea Ricardo Casas. Así prácticamente terminaba l primera parte, donde River comenzó presionando, pero luego no supo encontrar el rumbo para el ataque.
Para el complemento, los locales intentaron de la misma forma, con algunas subidas de Díaz y algunos movimientos de Mauel Lanzini, incluido un remate que obligó a que Nicolás Navarro se quitara la modorra de encima. Los últimos minutos del encuentro tuvieron a un Argentinos contragolpeador, ya que River iba a buscar el partido y así lograban molestar a la defensa del “Millonario”.
Cuando finalizó el encuentro Diego Abal, el sin sabor fue más para los locales, aunque el punto obtenido y la valla invicta son parte de los objetivos. Argentinos sigue sin poder ganar en cuatro partidos, pero tampoco perdió (cuatro empates) y le permite seguir enfocado en la Copa Libertadores.
La próxima River tendrá un partido más difícil, contra Vélez, y con ello la posibilidad de seguir soñando.

Por Ruben Bringas

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